ECHAR DE MENOS
Llevo un tiempo sin escribir. Tengo el viento en contra y me cuesta abrir los ojos para ver lo que hay a mi alrededor. Además siempre me ha gustado mirar hacia adentro, imaginar, tener espejismos. A menudo, esos espejismos son tan hermosos que me gusta pretender que no son tal y termino por creérmelos. El colmo de la ingenuidad.
Pero, es tan bonito creer que las cosas no son como son, sino como las imagino. Luego, claro está, llega irremediablemente el momento del aterrizaje. No siempre es posible aterrizar con suavidad, posar de nuevo los pies sobre la tierra y encontrar debajo un campo de fina hierba. Esta vez he encontrado un sinuoso y empinado pedregal, y me está costando mucho más de lo esperado avanzar sin lastimarme. Aunque sé que no debería hacerlo, que es inútil, que sólo me causa más tristeza, no puedo evitar volver la vista atrás y echar de menos. ECHAR DE MENOS. Sí, así, con mayúsculas.
Pero, es tan bonito creer que las cosas no son como son, sino como las imagino. Luego, claro está, llega irremediablemente el momento del aterrizaje. No siempre es posible aterrizar con suavidad, posar de nuevo los pies sobre la tierra y encontrar debajo un campo de fina hierba. Esta vez he encontrado un sinuoso y empinado pedregal, y me está costando mucho más de lo esperado avanzar sin lastimarme. Aunque sé que no debería hacerlo, que es inútil, que sólo me causa más tristeza, no puedo evitar volver la vista atrás y echar de menos. ECHAR DE MENOS. Sí, así, con mayúsculas.
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