Blogia
Igebelar

Rubor

Rubor

 

 

Cada vez que lo miro desde mi ventana se sonroja y puedo sentir cómo su pudor va creciendo día a día. Yo no puedo apartar la mirada porque me encanta ver cómo se ruboriza antes de quedarse completamente desnudo frente a mi. Lo hace despacio, sin prisas, dejando que el viento acaricie su piel desnuda y le vaya despojando de sus últimas prendas. No puedo sino mirarlo extasiada y dejar que mis ojos se llenen, un año más, de otoño.

 

 


0 comentarios